miércoles, 26 de noviembre de 2014

¿Somos los abogados una especie en extinción?

Querido lector:

Ha llegado a mis oídos que, actualmente, los estudios de Derecho están sufriendo un declive en su demanda. El país más afectado por esta cuestión es EEUU, no obstante, en España esta crisis en el mercado de la carrera de Derecho también se está haciendo notar aunque de una forma menos significativa.

Según datos de la Abogacía Americana, esta tendencia descendiente de las matriculaciones en Derecho se debe tanto a la crisis económica como al hecho de que muchos despachos estén desarrollando políticas empresariales basadas en los recortes de personal.

Por lo que respecta a España, hace unos años, la carrera de Derecho era considerada como una carrera comodín puesto que a ella recurrían aquellos estudiantes que no tenían una vocación hacia el mundo jurídico pero sí querían adquirir una formación completa y que abriera puertas al mundo laboral. Derecho era la elegida precisamente por las numerosas salidas profesionales a las que se podía acceder una vez finalizados los estudios (banca, abogacía, economía y las siempre típicas oposiciones). Ahora, la carrera que le gana el terreno es ADE (Administración y Dirección de Empresas).


Visto desde un punto de vista egoísta y egocéntrico, que el número de matriculados en esta maravillosa carrera y, en consecuencia, en número de letrados haya disminuido y vaya a seguir disminuyendo a lo largo de los años… ¡No está tan mal! Creo que hablo por boca de todos mis compañeros si digo que una de las preocupaciones que están a la orden del día es el no llegar a alcanzar el ejercicio de la profesión por escasez de ofertas o por un exceso de demanda de empleo como abogado. Por no hablar, en el caso de un número masivo de licenciados, de la gran competencia que supondría para aquellos interesados en establecerse en un despacho propio. No obstante, todavía hoy, por cada oferta de trabajo relacionada con la abogacía hay tres demandantes.

Dicen que el descenso se hará notar en los próximos años… Sobre cuáles son las causas, señalan las mencionadas anteriormente pero, en mi opinión, concurren algunas otras.

En primer lugar, el famoso Plan Bolonia. Su fama no deriva, ni mucho menos, de su excelencia sino de que se caracteriza por haber sido implantado con calzador y de cualquier manera por la cabezonería y prisas injustificadas del Des-Gobierno. Con esto, se ha reducido la carrera de Derecho a cuatro años pero, ¡qué cuatro! A mí, particularmente, me ha tocado vivir y cursar en la Primera Promoción de Grado y “puedo prometer y prometo” (citando al gran Adolfo Suárez) que hemos trabajado y hemos estudiado los mismos temarios que en la Licenciatura pero en menos tiempo. De ahí que diga que este supuesto “gran Plan” está cogido con alfileres. Íntimamente relacionadas con el Plan está la subida de tasas en educación, lo que ha provocado que, Derecho, al igual que otras carreras haya incrementado su precio.


En segundo lugar, la exigencia de cursar un Máster en Abogacía obligatoriamente para poder acceder a la colegiación. La gran mentira del Grado en Derecho es que se reducen los años de estudio. ¿Por qué? Porque tras los cuatro años de carrera, si quieres ejercer como abogado (para lo que hay que colegiarse) debes matricularte (PAGAR más) en unos estudios superiores, esto es: El Máster en Abogacía. Este Máster dura, por lo menos el que yo estoy cursando, un año y medio.

En tercer lugar, examen de acceso a la profesión de abogado. Esto es la gota que colma el vaso, la puntilla, la guinda del pastel, como lo quieras llamar (a mí se me ocurren mil formas soeces y políticamente incorrectas para denominarlo). Cuando terminemos el Máster, mis compañeros y yo tendremos seis meses para preparar un examen tipo test (algo incomprensible, puesto que en Derecho no siempre hay una única respuesta correcta) que deberemos aprobar para poder acceder a la profesión.

Y, en cuarto lugar, pero no por ello menos importante, creo que ahora la mayoría, por no decir todos,  los estudiantes que cursamos la carrera de Derecho tenemos una vocación especial hacia esta profesión y, de los que valoremos y queramos formarnos como juristas somos pocos. Tal y como he dicho antes, hace unos años en esta carrera se matriculaban aquellos que no tenían una idea concreta de futuro pero, si estudias Derecho te das cuenta de que tiene que gustarte y ser vocacional para sacarle el máximo partido posible y disfrutar lo que estás estudiando.

Entonces, ¿somos una especie en extinción? No lo creo. Sólo nos estamos convirtiendo en una clase más selecta y con verdadera vocación. 




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