Querido lector, y querido Marc:
Se cumple una semana desde el 9-N, una semana desde una
consulta, que no deja de ser una especie referéndum velado y que elude por
completo la Sentencia de suspensión dictada por el Tribunal Constitucional. Estamos
de aniversario y, como diría la canción, “la
vida sigue igual”... Los miembros del Des-Gobierno siguen aplicando la política de ojos que no ven, tortazo que te pegas (porque su corazón, nunca siente).
El otro día, mi amigo Marc (catalán de nacimiento y, en
parte, aragonés de sangre y corazón) hacía la siguiente reflexión: Cataluña ha
sido la hija rebelde de España que, como cualquier hijo adulto, después de
haber vivido toda la vida bajo el mismo techo que sus padres, quiere volar del
nido e independizarse.
Le pregunté acerca de sus razones para votar SI y SI y,
entre otras, señaló la capacidad de Cataluña para auto-abastecerse por sí sola al
suponer más del 20% de los ingresos de España, la gran repercusión de los
impuestos estatales sobre Cataluña, los casos de corrupción en la clase
política y un sistema de Estado autonómico impuesto por una Constitución que,
en su opinión, está agotada y que ya no representa nuestra realidad ni a la
mayoría de nosotros porque, ¿cuántos de los que hoy vivimos en España votamos
la Constitución de 1978?
Discutimos largo y tendido sobre el asunto, poniendo las
cartas sobre la mesa y teniendo en cuenta, además, que ninguno de los dos
daríamos nuestro brazo a torcer. Le prometí que dedicaría una entrada del blog
a tratar el asunto y, como lo prometido es deuda, allá va.
En tercero de carrera, acudí a unas jornadas que organizaba
la Facultad de Derecho con la Institución Fernando el Católico y, partiendo de
la base de que los ponentes no se mojaron
mucho sobre el tema, allí se comentó lo siguiente (permíteme amigo Marc, que en
este punto, haga acopio de mi leal saber y entender y de unos cuantos
fundamentos de Derecho, como futura abogada que soy):
El art. 2 de la
Constitución prohíbe de forma explícita cualquier tipo de secesión al
establecer la “unidad indivisible de la
nación española”. Tú y yo, somos indivisibles, inseparables. Eso, por un
lado.
Por otro lado, está la materia del referéndum: El punto de
partida debe ser siempre lo dispuesto en el art. 149 de la Constitución, que establece como competencia
exclusiva del Estado (y no de las Comunidades Autónomas) la autorización de
consultas populares por vía de referéndum. Por tanto, tú y yo no podemos votar
por vía de referéndum si no lo autoriza el Estado (el Congreso).
¿Qué hace la Generalitat al respecto? Establece, en el art. 122 del Estatuto de Cataluña que corresponde a la Generalitat la
competencia exclusiva para el establecimiento del régimen jurídico sobre las
consultas populares, en el ámbito de las competencias de la Generalitat. Ahora
bien, este precepto, debe interpretarse en el sentido de que entre estas
consultas populares no se comprende el referéndum. Dentro de este marco, por
tanto, no existe ninguna posibilidad de canalizar una consulta referendaria que
pudiera llevar a la secesión. Por eso hablaba antes de referéndum velado,
porque aunque Cataluña quisiera hacer creer que era una mera consulta, ahora
con base en ella quiere lograr algo que, vistos estos tres artículos NO puede
hacer.
Desde el punto de vista constitucional y legal, hay cosas
que se pueden hacer y otras que no. Así pues, lo que está claro es que, para
que se pudiera dar la independencia o secesión de una Comunidad Autónoma (o de
una parte del país) en España es necesario que se modifique primero la
Constitución.
Y es esto último precisamente lo que te comentaba el otro
día, ¿quiere Cataluña la independencia? Bien, de acuerdo, pero que siga los
cauces legales y constitucionales. Por mucho que ni tú, ni yo, ni muchos de los
españoles hayamos votado la Constitución, no significa que no debamos
cumplirla. Es la ley suprema que nos rige y a la que estamos sometidos como
españoles. No podemos obviar algo que, agotado o no, sigue vigente. La
justificación a una consulta o referéndum de esta índole no puede ser una
decisión política. Un político, se llame como se llame, actúe en nombre de
quien actúe y sea del color que sea, no puede y no debe creer que está por
encima de la Constitución y del TC. Porque esto no es sólo una falta de
humildad y sensatez, sino que deja entrever el despotismo de su conducta. No te
equivoques Marc, eso no es luchar por unos ideales, no es luchar por la gente,
es una forma más de alcanzar el poder y de permanecer en él que está fuera de
la legalidad. El fin, no justifica los medios.

(Imagen 1. Fuente: http://elmonomudo.com/2014/08/02/venusianos-contra-marcianos/)
Además, Cataluña se olvida de que el problema de la
independencia no es sólo un problema sobre referéndum o sobre la prohibición de
la secesión, sino que es también un problema de legitimación. Me explico:
En el fondo, lo que se está planteando es una búsqueda de
legitimidad democrática, no de legalidad porque, como ya he dicho antes, no es
una consulta que esté contemplada en la legislación catalana ni en la
constitucional. Sin embargo, la legitimidad es muy subjetiva ya que el “nosotros”, puede ser visto de muchas
maneras: Cataluña dice que quien tiene que votar son los catalanes (y de hecho,
han votado sólo los catalanes) pero, ¿qué pasa con el resto de españoles?
A mi modo de ver, una decisión que atañe y que afecta
directamente a España debe ser debatida y sometida a la decisión de todos los
españoles no sólo de una parte de ellos, aunque éstos últimos sean los primeros
que quieren la independencia.
El hecho de que se produzca o se quiera producir una
independencia o secesión de una parte de España nos afecta a todos porque nuestro
sistema no permite tal cosa. Es decir, si Cataluña se independizara el resto de
España se vería obligada a cambiar la Constitución, a cambiar el sistema y
también a dar muchas explicaciones.
Está claro, que en caso de que haya una mayoría (no sé si de
la consulta se puede extraer que hablamos de una mayoría o no, no voy a entrar
a analizar datos estadísticos, ni en el hecho de que hayan votado menores de
edad, creo que basta sólo con que lo mencione…) que responde a una pregunta
clara por la que dicen que no quieren seguir perteneciendo a un Estado, no debe
caer en saco roto… pero tampoco pueden hacer lo que les dé la gana porque SON
España.
Cataluña habla del nosotros
y vosotros, perdonadme si os digo
que todavía no hemos dejado de ser sólo nosotros:
Lo que hagáis unos, nos afecta a todos. Porque lo queráis o no, seguimos siendo
y formando parte de esta España mía, esta
España nuestra.
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