Querido lector:

Si algo caracterizaba a nuestra querida Duquesa era su
carácter rebelde e inconformista, pero como muy bien dijo Paloma San Basilio en Hoy por Hoy (programa de la Cadena SER): “Cuando se está entre los privilegiados es
mucho más fácil ser rebelde”.
Es decir, como diríamos en mi casa: “Con
dineros, chufletes”.
Y hablando de
dinero, querido lector, ¿qué va a pasar con la incalculable fortuna de la Duchesse? No sería la primera vez que,
con el fallecimiento de una personalidad con renombre, se abren conflictos tan
sonados como los derivados del testamento de Luciano Pavarotti, de los
problemas relacionados con la legítima en la herencia de Rocío Jurado o, como
colofón, todo lo tocante a la herencia de Camilo José Cela… Verdaderos
problemas desde el punto de vista del Derecho que dieron mucho juego a las
revistas del corazón y a los programas de tele-basura cuyos presentadores
aspiraban a ser abogados en potencia (sin mucho éxito, la verdad sea dicha).
Pero, en el caso de
la gran Duchesse, es probable que la
sangre no llegue al río. Antes de casarse con Alfonso Díez, un hombre 30 años
menor que ella y sin (oficio sí tenía) beneficio, los hijos ya se ocuparon de
asegurar su futuro ante la desconfianza por el que fuera nuevo amor de su
madre.
Así pues, dos meses
antes de casarse por tercera vez, Cayetana (así le gustaba que la llamaran)repartió su herencia entre sus hijos, en concreto, se pactó que recibirán
110 millones de euros cada uno (¡casi nada!).
Ahora, querido
lector, te preguntarás dónde está el problema. Pues te lo diré. Lo que la
Duquesa repartió antes de su boda fueron los 2/3 de la herencia correspondiente
a la legítima.
Para los legos en
Derecho, la legítima es aquella parte de la herencia de la que no puede
disponer el testador libremente por haberla reservado la Ley a determinados
herederos, denominados forzosos o legitimarios. Los herederos legitimarios de
la Duquesa son sus hijos y su marido (no obstante, éste último sólo tendría
derecho al usufructo vitalicio de la mitad de la legítima, es decir, al tercio de mejora).
Y, claro, dirás
¿cómo no se ha llevado nada Alfonso Díez del reparto de la herencia? No se ha
llevado nada (de momento) porque Alfonso firmó unas capitulaciones matrimoniales (un pacto entre los cónyuges) por el que renunciaba a cualquier
título, derecho u honores que le pudiera corresponder fruto de su matrimonio.
Pero aún queda otro
1/3, el de libre disposición… y sobre éste, la Grande Duchesse sí que puede disponer a su antojo y libre albedrío.
Teniendo en cuenta, que la herencia de la Duquesa ronda los 3.000 millones de euros, el tercio de libre disposición es un buen pellizquito.
Tú qué crees,
querido lector, ¿se habrá acordado la Duquesa de nosotros? O, en contra de todo
pronóstico, ¿se lo habrá dejado a su querido y amado tercer esposo Alfonso?
(Léase, este último párrafo, con tono irónico).
Feliz fin de semana querido lector y a usted, Grande Duchesse, descanse en paz y ¡que le quiten lo bailao!
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