Querido lector:
El domingo por la noche vi el programa Viajando con Chester.
De las dos entrevistas que televisaron me resultó muy interesante la de
Leopoldo Fernández Pujals, fundador de Telepizza y presidente de Jazztel por lo
que ha sido el único empresario que ha conseguido que sus dos empresas coticen
en Bolsa y es considerado por la revista Forbes como una de las 100 personas
más ricas de nuestro país.
Pero no es éste el tema que quiero tratar hoy, sino que lo
que realmente me impactó de la entrevista fue la siguiente afirmación: “En España existe una deficiencia en el
sistema educativo. Te enseñan a leer y a escribir, te enseñan geografía e
historia, a sumar y restar y según va subiendo el nivel educativo, aumenta la
dificultad de cada uno de estos temas. Pero al final del final, hay que ser
autodidacta para aprender a triunfar en esta vida. Lo que nos falta es
formación. […] La pérdida de empleo no es por lo que tú afirmas (a Risto
Mejide), la pérdida de empleo es por la
falta de personas que sepan montar negocios y sepan dirigirlos y que generen
empleo. Ese es el problema. […] La forma de mejorar un país es formando
empresarios. Aprender a ser un líder”.

He de decir, querido lector, que estoy muy de acuerdo con lo
que dijo el Sr. Fernández Pujals, salvo por el hecho de que señalara como único
detonante de la pérdida de empleo, la falta de liderazgo en los españoles.
Desde mi leal saber y entender, la Reforma Laboral impulsada por el
Des-Gobierno de España también ha tenido mucho que ver, puesto que a partir de
ella se ha abaratado el despido y han bajado la cuantía salarial. Así que NO,
Sr. Fernández Pujals, no… La ausencia de sentimiento o formación como líder no
es el único problema de este país y motivando este tipo de formación no se acaban
todos nuestros problemas, hace falta un poquito más y eso no está en la mano
del españolito de a pie, sino que depende del actual Gobierno.
Es cierto, no digo que no, que pretender que todos los
españoles encontremos trabajo trabajando
para alguien sin que ninguno de ellos apueste por la creación de una
empresa, nos lleva a un sistema tan insostenible como pretender que todos los
españoles podamos vivir de Papá Estado
ejerciendo una función pública o tan insostenible como potenciar la reducción
de la jornada laboral para que se liberen más horas y crear empleo (propuesta
de Podemos), pues esto supondría lo que llamamos pan para hoy y hambre para mañana, una familia no puede vivir a
base de contratos a tiempo parcial.
Por tanto, algunos tenemos o tendremos que aprender a ser
líderes y a dirigir nuestra propia empresa para trabajar y, al mismo tiempo,
crear empleo. Esa fue la conclusión a la que llegué el domingo pero, claro,
surge una pregunta: ¿Qué es un líder? ¿Quién es un buen ejemplo de líder?

Me van a perdonar todos los actuales académicos de la RAE,
pero creo que líder significa mucho
más que ostentar las funciones como tal y tener el suficiente poder como para
que los que están por debajo de él obedezcan o lo reconozcan como líder. Ser
líder significa saber dirigir, dar soluciones a los problemas, preocuparse por
aquello que dirige y dedicar todo su esfuerzo a sacar adelante lo que de motu proprio o a instancia de otros le
ha sido encomendado. Un líder tiene que ser un referente, una persona con la
capacidad suficiente para tomar cualquier decisión responsabilizándose de los
efectos que podría causar el resultado de la misma y siendo consciente de que
la exigencia que se le requiere es mucho mayor que la de cualquier persona que
esté a su cargo. Y creedme cuando os digo que ninguno de los políticos,
¡NINGUNO!, de los que tenemos hoy en día se caracteriza por estas notas y, sin
embargo, son considerados como líderes. ¿Cuántas veces habremos oído en los
medios de comunicación e incluso en la calle la expresión “el líder de tal partido político…”?

Así que hoy querido lector, reivindico esa conciencia o ese
sentimiento de liderazgo. Para terminar, te contaré un secreto: Yo empecé la
carrera con la mirada puesta en la oposición, la terminé diciendo que quería
ejercer la abogacía y ahora, tres meses después de empezar el Máster, me estoy
empezando a plantear que, un buen día, podría abrir mi propio Despacho.
Y tú, querido lector, ¿tienes alma de líder?
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