jueves, 4 de diciembre de 2014

Liderazgo, ese gran desconocido

Querido lector:

El domingo por la noche vi el programa Viajando con Chester. De las dos entrevistas que televisaron me resultó muy interesante la de Leopoldo Fernández Pujals, fundador de Telepizza y presidente de Jazztel por lo que ha sido el único empresario que ha conseguido que sus dos empresas coticen en Bolsa y es considerado por la revista Forbes como una de las 100 personas más ricas de nuestro país.

Pero no es éste el tema que quiero tratar hoy, sino que lo que realmente me impactó de la entrevista fue la siguiente afirmación: “En España existe una deficiencia en el sistema educativo. Te enseñan a leer y a escribir, te enseñan geografía e historia, a sumar y restar y según va subiendo el nivel educativo, aumenta la dificultad de cada uno de estos temas. Pero al final del final, hay que ser autodidacta para aprender a triunfar en esta vida. Lo que nos falta es formación. […] La pérdida de empleo no es por lo que tú afirmas (a Risto Mejide), la pérdida de empleo es por la falta de personas que sepan montar negocios y sepan dirigirlos y que generen empleo. Ese es el problema. […] La forma de mejorar un país es formando empresarios. Aprender a ser un líder.


He de decir, querido lector, que estoy muy de acuerdo con lo que dijo el Sr. Fernández Pujals, salvo por el hecho de que señalara como único detonante de la pérdida de empleo, la falta de liderazgo en los españoles. Desde mi leal saber y entender, la Reforma Laboral impulsada por el Des-Gobierno de España también ha tenido mucho que ver, puesto que a partir de ella se ha abaratado el despido y han bajado la cuantía salarial. Así que NO, Sr. Fernández Pujals, no… La ausencia de sentimiento o formación como líder no es el único problema de este país y motivando este tipo de formación no se acaban todos nuestros problemas, hace falta un poquito más y eso no está en la mano del españolito de a pie, sino que depende del actual Gobierno.

Es cierto, no digo que no, que pretender que todos los españoles encontremos trabajo trabajando para alguien sin que ninguno de ellos apueste por la creación de una empresa, nos lleva a un sistema tan insostenible como pretender que todos los españoles podamos vivir de Papá Estado ejerciendo una función pública o tan insostenible como potenciar la reducción de la jornada laboral para que se liberen más horas y crear empleo (propuesta de Podemos), pues esto supondría lo que llamamos pan para hoy y hambre para mañana, una familia no puede vivir a base de contratos a tiempo parcial.

Por tanto, algunos tenemos o tendremos que aprender a ser líderes y a dirigir nuestra propia empresa para trabajar y, al mismo tiempo, crear empleo. Esa fue la conclusión a la que llegué el domingo pero, claro, surge una pregunta: ¿Qué es un líder? ¿Quién es un buen ejemplo de líder?

Según la RAE (a la que cada vez me remito más, gracias a la influencia de uno de mis profesores del Máster), un líder es una persona a la que sigue un grupo o que va a la cabeza del mismo y a la que los demás integrantes de ese grupo o clase reconocen como jefe u orientador. Es decir, aplicando lo que dice la Real Academia, un líder sería, por ejemplo, Mariano Rajoy: Es una persona (al menos, hasta que se demuestre lo contrario), va a la cabeza de un grupo (del Gobierno de la nación) y los integrantes del grupo lo reconocen como jefe (supongamos que todos lo reconocen como tal, no entremos en debates para no herir sus sentimientos…).

Me van a perdonar todos los actuales académicos de la RAE, pero creo que líder significa mucho más que ostentar las funciones como tal y tener el suficiente poder como para que los que están por debajo de él obedezcan o lo reconozcan como líder. Ser líder significa saber dirigir, dar soluciones a los problemas, preocuparse por aquello que dirige y dedicar todo su esfuerzo a sacar adelante lo que de motu proprio o a instancia de otros le ha sido encomendado. Un líder tiene que ser un referente, una persona con la capacidad suficiente para tomar cualquier decisión responsabilizándose de los efectos que podría causar el resultado de la misma y siendo consciente de que la exigencia que se le requiere es mucho mayor que la de cualquier persona que esté a su cargo. Y creedme cuando os digo que ninguno de los políticos, ¡NINGUNO!, de los que tenemos hoy en día se caracteriza por estas notas y, sin embargo, son considerados como líderes. ¿Cuántas veces habremos oído en los medios de comunicación e incluso en la calle la expresión “el líder de tal partido político…”?

Los españolitos de a pie no somos tontos: Sabemos que ser líder no es moco de pavo pero no podemos asustarnos ni resignarnos y decir que no hemos nacido para eso. Quizá, Amancio Ortega cuando empezó su andadura empresarial con una pequeña tienda tampoco se imaginaba hasta dónde podría llegar y ahí lo tenemos, vendiendo trapitos por todo el mundo.  Y lo mismo ocurre con Flan Dhul, Don Algodón, el alioli de Chovi, Telepizza, Hydroruber, Chocolates Lacasa y un largo etcétera de empresas españolas que cuentan con grandes líderes, algunos de ellos anónimos y otros no tanto.

Así que hoy querido lector, reivindico esa conciencia o ese sentimiento de liderazgo. Para terminar, te contaré un secreto: Yo empecé la carrera con la mirada puesta en la oposición, la terminé diciendo que quería ejercer la abogacía y ahora, tres meses después de empezar el Máster, me estoy empezando a plantear que, un buen día, podría abrir mi propio Despacho.

Y tú, querido lector, ¿tienes alma de líder?

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Con la Iglesia hemos topado, amigo lector

Querido lector:

Bajo esta rúbrica que no hace sino recordarnos al bueno de Don Quijote y a su fiel amigo Sancho, quiero comentar dos noticias que nos han acompañado durante la semana pasada y que tienen que ver con los delitos de acoso y de agresión sexual por parte de miembros de la Iglesia.

El primero de ellos ha sido durante varios años cometido en Granada, al parecer, por diez sacerdotes y dos seglares. Los delitos de agresión sexual se cometían en una serie de inmuebles que recibió uno de los miembros del grupo de los Romanones por medio de la herencia de una feligresa. La gravedad del asunto no sólo radica en el tipo del delito, sino en las víctimas, sujeto pasivo de los mismos, las cuales eran menores de edad que eran captados para ser monaguillos y que se han visto envueltos durante muchos años en las actividades de un grupo que actuaba como secta y que han sido objeto de brutales agresiones sexuales.

Lo bueno (si es que hay algo de bueno en esta historia) es que, gracias a Dios o, más bien, gracias al valor y coraje que mostró una de las víctimas al escribir una carta al Papa Francisco denunciando los hechos y gracias a la confianza y credibilidad depositada por este último en las palabras del joven, se abrió una investigación por parte de la Iglesia de esta cuestión y, posteriormente, el joven presentó una denuncia contra los integrantes de este grupo.

La víctima de estos delitos tenía 17 años cuando sufrió abusos y agresiones sexuales, por tanto, no serían aplicables los tipos delictivos de abusos y agresiones sexuales a menores de trece años regulados en los arts. 183 y ss. del Código Penal, sino que resultan de aplicación los arts. 178 y 179 del mismo Código por tratarse de agresiones sexuales contra la libertad sexual utilizando intimidación (art. 178 CP) y agresiones sexuales con acceso carnal a la víctima (art. 179 CP), a las que les corresponde una pena de 1 a 5 años y 6 a 12 años, respectivamente.

No obstante, existe un tipo delictivo especial por el que se agravan las conductas reguladas en los artículos citados y que, en mi opinión, debería apreciarse en este caso. El art. 180 CP recoge una agravación de la pena en aquellos casos en los que la víctima sea especialmente vulnerable, ya sea por su edad, por enfermedad, por discapacidad o por su situación. Este chico era vulnerable ante el grupo de sacerdotes precisamente por su edad, ya que todavía era menor, además cabe señalar que su situación se basaba, como la de todos los chicos y jóvenes a esa edad, en discusiones con sus padres pero en su caso estas discusiones eran porque éstos no entendían por qué pasaba tanto tiempo en la parroquia ayudando a los sacerdotes. Ante esta situación y convencido por el jefe del grupo, decidió abandonar su casa y a su familia… La apreciación de este tipo, supondría una pena de 5 a 10 años para las agresiones del art. 178 CP y de 12 a 15 años para las del art. 179 CP. Penas que, teniendo en cuenta el daño sufrido y las consecuencias del mismo, pueden parecer ínfimas para una persona a la que, tras padecer tan crueles agresiones, éstas le acompañarán y las recordará toda su vida.

El segundo caso tiene su origen en Épila, municipio de la Provincia de Zaragoza y, a partir del cual han rodado algunas cabezas también gracias a la intervención de Su Santidad el Papa. La primera, la del Arzobispo de Zaragoza, D. Manuel Ureña. Pero ¿qué relación tiene esta historia con el hecho de que D. Manuel Ureña haya dejado el cargo “por motivos de salud”?

Pues bien, esta es la historia de un diácono que no pudo llegar a sacerdote porque según su supervisor, párroco de Épila, tenía una inclinación homosexual y una patología psiquiátrica en tratamiento. Así que fue despedido y, ahora es donde entra el Arzobispo, ya que desde el Arzobispado de Zaragoza el diácono recibió la cantidad de 60.000 euros, se supone, en calidad de indemnización.

No obstante, un semanario ha destapado la caja de Pandora y, al parecer dicho despido tendría que ver con un delito contra la libertad sexual de dicho diácono por su supervisor, el párroco de Épila. Por tanto, esa supuesta indemnización por despido al diácono no sería sino una forma de tapar el delito y esa supuesta renuncia por motivos de salud del Arzobispo de Zaragoza no sería sino otra forma de tapar el hecho de que el mismo Papa Francisco le haya invitado a renunciar a su puesto ipso facto.

 Sólo espero, querido lector, que la justicia siga su curso y que estas conductas no queden impunes porque lo que está claro es que, ciñéndome a la intervención de Su Santidad en estos dos casos, con este nuevo Papa cada vez utilizaremos menos eso de “Con la Iglesia hemos topado…”